Finalmente se ha confirmado lo que muchos pensaban y muchos otros habían asegurado: Amy Winehouse no murió por tomar drogas sino por una accidental intoxicación etílica.
Esto añade un elemento de tristeza a su muerte ya que no es algo que buscara, aunque todo el mundo viese como la perseguía, es importante saber que Amy no quería morir, sino que simplemente era una persona enferma. Los últimos exámenes toxicológicos han confirmado que ninguna droga estuvo dentro de su cuerpo mientras moría más allá del alcohol. El problema es que, a parte de que el alcohol en grandes cantidades nunca es bueno, en su caso y tal como tenía el cuerpo por todas las drogas, la combinación era explosiva.
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